domingo, 28 de junio de 2009

El retrato a lápiz

El retrato es un reto y una es mujer de difíciles. Casi tan difícil es pintarlo como conseguir un modelo que, gratis, se preste a pasarse un par de horas mirando y sonriendo sin pestañear.

Como todo retrato, éste tiene sus historias, la artística y la patética, la patética supuso perseguir a mi modelo por toda la casa con la cámara del móvil en la mano, hasta conseguir el enfoque y la luz adecuada. No es nada fácil porque para pintar y dibujar hay que hacer juegos de luces y sombras, esperar la de la tarde, arrinconar al modelo en la terraza, conseguir que sonría (pero no demasiado) y hacerle las fotos que se deje, en este caso solo dos.

La artística fue menos complicada. Imprimí la foto a tamaño folio, la dividí partiendo del eje principal y medí al milímetro todas las distancias. Después todo fue sacar formas, sombras, luces y esa mirada dulce y azul que le traiciona, y que es la que hizo que me decidiera a perseguirle por el resto de mis pasillos. Siete años de pasillos llevamos ya.

Después había que poner a prueba la obra, así que aproveché una visita de sus hijos y nietos, de 3 y 2 años estos últimos, y les enseñé el dibujo. Cuando les vi señalar con el dedito diciendo "el ahuelo!" supe que ya estaba terminado.

No me dirán que no es guapo.

domingo, 14 de junio de 2009

Laguna de El Picacho


Esta laguna, situada en el Parque Natural de Los Alcornocales, es un lugar bonito donde los haya. La foto origen del cuadro la tomé al atardecer, en esa hora mágica en la que la luz tiñe los objetos y la atmósfera de una pátina especial. En el original los colores son más vivos y se aprecia mejor la profundidad. El estilo, como veis, es tirando a impresionista, aunque no me atrevo a decir que pinto con un estilo propio, estoy totalmente verde todavía.

Me esforcé por reflejar en el cuadro esa luz, y esa atmósfera del parque.

El cuadro está pintado al óleo sobre lienzo, de 30x40 cms. Los bordes exteriores continúan el cuadro para poder colgarlo al aire o situarlo sobre un marco.

La pintura y la poesía

Hace tiempo, mucho tiempo me parece ya, que no escribo poesía. Sin embargo hay un rinconcito en el alma de cada uno donde reside el genio, elfo, duende, bicho... lo que sea, que nos empuja a expresarnos de alguna manera.

Llevaba dándole vueltas a la idea de pintar desde hace tiempo, ya lo había hecho hace muchos, muchos años, y no se me daba mal, como decimos todos. Quizá el vértigo de enfrentarnos al desconocimiento de la técnica, y un sentimiento de "no puedo" me hizo desistir de reintentarlo durante más de 30 años.

Las pasadas navidades (2008-2009), el que más pinta en mi vida, me regaló un caballete, óleos, medios, pinceles... todo lo necesario para empezar, y me dijo: ánimo, todo lo que pintes a mi me gustará. Es imposible resistirse a tales ánimos, así que empecé a pegarle puñetazos a la tabla con el pincel. Una amiga, un par de meses después, me sugirió acompañarla a un taller, dirigido por una excelente profesional, licenciada en Bellas Artes, Toñi, quien me enseñó a ver los colores y a manejarme con los pinceles.

Y aquí estoy seis meses después.