Una silueta gris, con un perrito
alza un poco la mano en la distancia
en un gesto de “adiós”, de “vuelve pronto,
porque aún no te has ido y ya te añoro”
Unos ojos de mar, que me imaginan
dentro de algún vagón. Mirada inquieta,
por la duda de siempre: “estás tan lejos
y ya no puedo atarte con mis manos”
Y esa mirada azul me prende el alma,
como un viejo alfiler de su corbata,
y se me queda atrás, allí prendida
en el nudo dolor de su garganta.
Mi corazón, mi amor, quedó contigo,
acogido en el hueco de tu abrazo.