domingo, 14 de junio de 2009

La pintura y la poesía

Hace tiempo, mucho tiempo me parece ya, que no escribo poesía. Sin embargo hay un rinconcito en el alma de cada uno donde reside el genio, elfo, duende, bicho... lo que sea, que nos empuja a expresarnos de alguna manera.

Llevaba dándole vueltas a la idea de pintar desde hace tiempo, ya lo había hecho hace muchos, muchos años, y no se me daba mal, como decimos todos. Quizá el vértigo de enfrentarnos al desconocimiento de la técnica, y un sentimiento de "no puedo" me hizo desistir de reintentarlo durante más de 30 años.

Las pasadas navidades (2008-2009), el que más pinta en mi vida, me regaló un caballete, óleos, medios, pinceles... todo lo necesario para empezar, y me dijo: ánimo, todo lo que pintes a mi me gustará. Es imposible resistirse a tales ánimos, así que empecé a pegarle puñetazos a la tabla con el pincel. Una amiga, un par de meses después, me sugirió acompañarla a un taller, dirigido por una excelente profesional, licenciada en Bellas Artes, Toñi, quien me enseñó a ver los colores y a manejarme con los pinceles.

Y aquí estoy seis meses después.

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